Un lugar propio



Lugares para recordar, para sentir, y para ser ...


 Hay muchas formas de hacer tu lugar realmente tuyo. A veces, con algo tan chiquito como poner tu perfume favorito o colgar una pintura que te gusta alcanza para convertir un espacio impersonal en un lugar que puedas sentir propio.

Cuando se trata de apropiarse de un lugar, siempre pienso en el momento en que llego a donde voy a pasar mis vacaciones. Sea la casa o el departamento que alquilamos, unas cabañas o hasta una habitación en un hotel, lo primero que hago (que necesito hacer) es instalarme, poner algo mío en ese nuevo lugar.

Muchas veces viajé con personas que no sacan las cosas de la valija en toda la estadía. ¡Yo soy todo lo contrario!, lo primero que hago es desarmar el equipaje y encontrar un lugar para cada una de mis cosas. Las cremas en este estante, las camperas colgadas allá, el libro en la mesa de luz… Cuando termino, ya me siento distinta: ese lugar, que antes no me decía nada, que al llegar era un espacio esperando ser ocupado por unos turistas más, ahora tiene que ver conmigo, dice algo de mí.

Ni hablar, por supuesto, si de mudanza se trata. La transformación entre el lugar vacío con el que me encuentro y el que queda después de que haya acomodado mis cosas es casi mágica. Es como si fuera un lugar completamente nuevo. Mientras pongo, cambio o acomodo cosas, ese lugar blanco y neutro que me mostraron se va transformando de a poco en mi hogar.

No se trata de las cosas en sí mismas sino de la relación que tienen conmigo. Por ejemplo, el sillón de un cuerpo que tengo en la sala de estar, que me lleva a las noches en que me hago un ratito para leer un libro; o ese adornito que nos trajimos de aquellas vacaciones en Brasil con mis amigas, hace ya tantos años.

También tengo cosas que en vez de traerme recuerdos del pasado me sirven para recordar lo que quiero tener en mente en el presente. Una amiga me contaba, por ejemplo, que cuando está desanimada o estresada compra unas flores y las pone en el centro de la mesa; ella siente que le renuevan la energía y la ayudan a mantenerse positiva. Yo, por mi parte, tengo una foto con Loren en brazos, poquito después de que hubiera nacido, al lado de la puerta. A veces, cuando estoy enroscada en las cosas cotidianas o pensando demasiado en obligaciones y preocupaciones, miro esa foto antes de salir de casa y me sirve para acordarme de qué es lo realmente importante (y qué no lo es tanto).

Eso es hacerse un hogar, ¿no? Un lugar que tenga que ver con quiénes somos, ¡pero también con quiénes queremos ser!

Acá les traigo la nueva colección de almohadones con frases que nos ayudan a no olvidarnos de las cosas importantes 😃


¿Y ustedes como personalizan su espacio?
Me encantaría que me cuenten ;)
Con cariño, Mechi
© Lovely PRINTSMaira Gall