De viajes y valijas…


La Real Academia Española define el verbo “viajar” como: trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante, por cualquier medio de locomoción. En líneas generales, es cierto que es eso lo que significa viajar; sin embargo, dependiendo a quién se pregunte, un viaje puede implicar mucho más que lo que nos dice la definición de diccionario.



Creo que existen tantas formas de viajar como personas: algunos lo hacen para cambiar de aire o ambiente; otros, para conocer el mundo, otras personas o culturas; hay quienes viajan por un sentido de aventura; otros simplemente para descansar y relajarse; y algunos, incluso, para conocerse a sí mismos.

Cada uno tiene una idea propia de lo que espera de un viaje. Por eso hay quienes van a los lugares más exóticos, mientras que otros prefieren quedarse cerca, con tal de tener un sitio para descansar y desconectarse.

A mí me pasa un poco de ambos: a veces disfruto mirando paisajes majestuosos o paseando por una ciudad desconocida, pero en otros momentos lo único que quiero es un poco de silencio (y algún arbolito, para relajar la vista).
Otra cosa en la que no todos pensamos lo mismo es cuándo comienza el viaje. Para algunas personas, ya empezó al momento de armar la valija. Su mente se desconecta sólo con pensar qué es lo que necesitarán en el lugar al que vayan: imaginan si usarán abrigo, cuántos pares de medias tendrían que llevar, o si será imprescindible el repelente de mosquitos, y es como si ya estuvieran en su destino.

Sin embargo, para otros la organización previa al viaje puede llegar a ser agotadora. Yo, tengo que confesarlo, soy parte de este segundo grupo. El miedo a olvidar las cosas esenciales, la preocupación de que la valija esta vez definitivamente se resista a cerrarse, los nervios de llegar tarde a la terminal…

Las cosas en las que hay que pensar antes de viajar son, es cierto, muchas. Aún mucho antes de armar la valija, hay que ocuparse de encontrar estadía (los días y en el lugar que queremos), de comparar precios y calcular costos, de contratar (si es lo que hacemos) excursiones, entre otras cosas.

A veces hay tanto que pensar y planificar que terminamos preguntándonos si no habría sido mejor quedarnos en casa este año (y ahí es cuando nos prometemos que para las próximas vacaciones lo único que vamos a buscar es una casa con un poco de tranquilidad y, a lo sumo, una pileta).

Para ayudar un poco a las viajeras que, de tanta organización, llegan a destino más cansadas que antes, les dejo unas bolsas organizadoras de valija que ayudan no sólo a separar las cosas importantes, sino también a asegurarnos de que no nos olvidamos nada. Quizás así podamos ser como esos otros, los que ya empiezan a viajar cuando arman el equipaje. Qué lindo sería eso, ¿no?


Sean cuales sean los motivos por los que decidimos hacerlo, ¡a seguir viajando!
Las saluda desde algún destino exótico (¡ojalá!),
Mechi
© Lovely PRINTSMaira Gall